Brucella
En la actualidad se acepta la clasificación de Brucella en
10 especies, 4 de las cuales se asocian con mayor frecuencia con enfermedad en
el ser humano: Brucella abortus, Brucella melitensis, Brucella suis y Brucella
canis.
Las brucelas son cocobacilos gramnegativos de pequeño tamaño
(0,5 × 0,6 a 1,5 mm) no encapsulados e inmóviles. Es aerobio estricto y el
crecimiento de algunas cepas exige la adición de dióxido de carbono; no
fermenta carbohidratos.
Las colonias adoptan morfologías lisas (traslúcidas,
homogéneas) y rugosas (opacas, granulares o pegajosas) determinadas por el
antígeno O del lipopolisacárido (LPS) de la pared celular. Las especies de
Brucella pueden caracterizarse en mayor medida por la proporción relativa de
epítopos antigénicos, conocidos como antígenos A y M, que residen en la cadena
polisacárida O del LPS liso.
Brucella no produce ninguna exotoxina detectable y su
endotoxina es menos tóxica que las de otros bacilos gramnegativos. La
conversión de las cepas lisas a la morfología rugosa se asocia a una notable
reducción de la virulencia, de modo que la cadena O del LPS liso constituye un
importante marcador de virulencia. Asimismo, Brucella es un parásito
intracelular del sistema reticuloendotelial. Tras la exposición inicial, los
macrófagos y los monocitos fagocitan los microorganismos. Brucella sobrevive y
se replica en las células fagocíticas mediante la inhibición de la fusión
fagosoma-lisosoma, evitando la liberación de enzimas tóxicas de los gránulos
intracelulares, suprimiendo la producción de TNF-a e inactivando el peróxido de
hidrógeno y el superóxido mediante la producción de catalasa y superóxido
dismutasa, respectivamente. Las bacterias fagocitadas se trasportan hasta el
bazo, el hígado, la médula ósea, los ganglios linfáticos y los riñones. Las
bacterias secretan proteínas que inducen la formación de granulomas en dichos
órganos, así como alteraciones destructivas en estos y otros tejidos en los
pacientes con enfermedad avanzada.
El microorganismo tiende a infectar órganos que contienen eritritol, un azúcar metabolizado por numerosas cepas de Brucella de modo preferente con respecto a la glucosa. Los tejidos animales (pero no los del ser humano), entre los que se encuentran la mama, el útero, la placenta y el epidídimo, son ricos en eritritol. En consecuencia, los microorganismos se localizan en estos tejidos en los reservorios animales y pueden producir esterilidad, abortos o estado de portador asintomático. Las brucelas abundan en la leche, la orina y los productos del parto.
Las infecciones por Brucella tienen una distribución
universal y la enfermedad endémica es más frecuente en Latinoamérica, África,
la cuenca mediterránea, Oriente Medio y Asia occidental. Cada año se describen
más de 500.000 casos. Por el contrario, la incidencia de la enfermedad en
Estados Unidos es mucho más baja. El personal de laboratorio también presenta
un riesgo importante de infección por contacto directo o inhalación del
microorganismo.
En el ser humano, la brucelosis se adquiere mediante
contacto directo con el microorganismo (p. ej., exposición en un laboratorio),
ingestión (consumo de alimentos contaminados) o inhalación. La posible
utilización de Brucella como arma biológica, en la que la exposición a esta
bacteria tendría lugar por inhalación, supone un motivo de preocupación.
Rojas Romero María Isabel
Comentarios
Publicar un comentario